La tensión política en Cali va en aumento tras el anuncio del presidente Gustavo Petro de participar en la movilización convocada por movimientos sociales el próximo 11 de junio. En un trino publicado este lunes, el mandatario afirmó: “Este 11 de junio, los movimientos populares han decidido una movilización de la ciudadanía en el país. He decidido acompañarla. Estaré este 11 de junio en Cali, y espero toda la movilización del occidente del país, para decir que el pueblo no se rinde y le llegó la hora.”

Sin embargo, la reacción de diversos sectores caleños no se hizo esperar. Una de las voces más contundentes fue la del rector de la Universidad Icesi, Esteban Piedrahita, quien también fue presidente de la Cámara de Comercio de Cali en 2021, cuando la ciudad vivió una de sus peores crisis económicas y sociales a raíz del paro nacional. En un duro mensaje dirigido al jefe de Estado, Piedrahita expresó: “Presidente, en Cali estamos mamados de que instrumentalice a nuestra ciudad para sus tropelías y delirios. Convoque su despelote en otra parte o, mejor, póngase a trabajar.”

El rechazo no es menor. Cali aún arrastra las secuelas del estallido social de 2021, que dejó cuantiosas pérdidas económicas, comercios destruidos y una fractura profunda entre la ciudadanía y el Gobierno central. Por eso, la posibilidad de una nueva jornada de movilización encabezada por el propio presidente genera temor en amplios sectores económicos, académicos y ciudadanos, que advierten sobre una posible repetición del caos.

Piedrahita no está solo. A su voz se suman empresarios, comerciantes y líderes sociales que exigen respeto por la ciudad y piden al Gobierno no utilizar a Cali como plataforma para agendas políticas. El temor de que la convocatoria se convierta en una nueva confrontación entre manifestantes y autoridades tiene en alerta a la capital del Valle, que intenta recuperar la estabilidad perdida.

Mientras el presidente insiste en su narrativa de “movilización del pueblo”, sectores críticos le exigen que gobierne con sensatez y escuche el llamado de una ciudad que, como lo expresó Piedrahita, está “mamada” de ser usada como escenario de confrontaciones y promesas sin cumplir.