Alejandro Eder, alcalde de Cali, ha vuelto a generar polémica a nivel nacional al salir de la ciudad por segundo año consecutivo durante la Semana Santa. En esta ocasión, su ausencia se extiende por once días, del 9 al 20 de abril, y según su Oficina de Comunicaciones, responde a “motivos personales”.
El mandatario dejó a cargo al secretario de Gobierno, Diego Hau, pero sin precisar si su viaje será dentro o fuera del país. Lo que sí se sabe es que solicitó licencia no remunerada, una decisión que no ha logrado apagar las críticas.
Con esta salida, Eder reafirma su lugar como el alcalde con más viajes internacionales del país. Durante 2024 visitó ciudades como Washington D. C., Nueva York, Seúl, Singapur y el Vaticano, superando por amplio margen a sus homólogos en Bogotá y Medellín. Carlos Fernando Galán y Federico Gutiérrez, alcaldes de las dos principales ciudades del país, registraron menos salidas al exterior en ese mismo periodo: cuatro y una, respectivamente. La diferencia ha despertado comparaciones que van más allá del número de sellos en el pasaporte.
La concejala caleña Ana Erazo volvió a alzar la voz, criticando la frecuencia con la que el alcalde se aparta del cargo. “Son nueve días sin la presencia de Eder en el puesto al cual fue asignado por voto popular”, señaló. Las críticas se intensifican por el contexto actual de Cali: altos índices de inseguridad, emergencias climáticas por las lluvias e inundaciones en municipios vecinos como Yumbo, y una ciudadanía que exige atención directa y constante.
Aunque Eder ha mostrado resultados tangibles en algunos de sus viajes —como la consecución de 1.5 millones de dólares en inversión extranjera— no todos han tenido impacto directo o inmediato. En paralelo, su ausencia en 2023 fue escenario de tensiones internas, como el contrato por 7 mil millones de pesos que firmó el entonces alcalde encargado, Andrés Stapper, a espaldas del alcalde titular.
La reiteración de salidas, incluso en momentos clave del calendario cívico y religioso, ha llevado a que sectores políticos y ciudadanos se pregunten si la proyección internacional de Eder justifica el costo político y operativo de dejar la ciudad sin su principal autoridad en funciones. Más aún cuando, a pesar de dejar delineado un plan de seguridad para Semana Santa, el clima de incertidumbre frente a temas urgentes no se disipa.
Mientras Galán y Fico concentran sus agendas en sus respectivas ciudades con eventos públicos, recorridos comunitarios y presencia mediática constante, Eder apuesta por una figura de alcalde global. Sin embargo, esa apuesta parece desconectarse, al menos por ahora, del termómetro local, donde cada ausencia se convierte en un nuevo motivo de debate sobre su compromiso con el día a día de Cali.
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