La vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, atraviesa una de las crisis más profundas de su carrera política.
Según la más reciente encuesta de Invamer, su desaprobación alcanza el 72 %, una cifra que refleja el descontento de los colombianos con su gestión tanto en la Vicepresidencia como en el recién disuelto Ministerio de Igualdad. La lideresa afrocolombiana, que en 2022 llegó al poder con un fuerte respaldo popular, enfrenta ahora una serie de reveses políticos que la han dejado debilitada y sin una estructura clara de apoyo.
Uno de los golpes más duros para Márquez fue su salida del Ministerio de Igualdad, una cartera que ella misma propuso y lideró hasta que el presidente Gustavo Petro decidió apartarla y reemplazarla por Carlos Rosero, un viejo aliado que, según cercanos a la vicepresidenta, terminó traicionándola. La falta de presupuesto para ejecutar proyectos y las trabas administrativas dentro del Gobierno minaron su gestión, y la Corte Constitucional terminó declarando ilegal la creación del ministerio por fallos de procedimiento.
A esto se suma la decisión del Consejo de Estado de retirar la personería jurídica de Soy Porque Somos, el partido político fundado por Márquez en 2021. La colectividad no alcanzó el umbral mínimo de votación en las elecciones de 2022, lo que la dejó sin reconocimiento legal y con un futuro incierto de cara a los próximos comicios. Sin este respaldo, la vicepresidenta se ve obligada a acercarse nuevamente al Pacto Histórico o a buscar alianzas en un escenario político en el que su relación con Petro parece más fría que nunca.
Las tensiones entre Márquez y el presidente no son nuevas, pero se agudizaron en febrero cuando, durante un Consejo de Ministros televisado, la entonces ministra de Igualdad criticó abiertamente el manejo de la seguridad y la corrupción dentro del Gobierno. Días después, fue removida de su cargo. Recientemente, en entrevista con Noticias RCN, Márquez señaló directamente a la canciller Laura Sarabia, acusándola de bloquear sus nombramientos en el Ministerio de Igualdad para dificultar su gestión.
Mientras tanto, la vicepresidenta ha intentado mantener una postura política propia. Aunque sigue apoyando las reformas del Gobierno, en sus discursos se ha distanciado de algunas decisiones del Ejecutivo. En una manifestación en Cali el 18 de marzo, Márquez afirmó: “Hay gente que llegó al Gobierno a dañar lo que ustedes construyeron”, en un aparente mensaje contra algunos miembros del gabinete.
Sin embargo, dentro y fuera de su movimiento, las críticas no cesan. Excolaboradores han señalado que la vicepresidenta ha perdido influencia por su terquedad y la mala elección de sus aliados. La escritora afrocolombiana Velia Vidal reveló recientemente que Márquez la llamó para gritarle e insultarla tras un comentario en redes sociales que no le gustó. Este episodio ha alimentado la percepción de que su carácter y estilo de liderazgo han contribuido a su declive político.
A pesar del panorama adverso, algunos de sus seguidores creen que Márquez aún puede reinventarse. Ariel Palacios, líder de Soy Porque Somos, asegura que la vicepresidenta está en un proceso de aprendizaje y adaptación dentro del juego político. Sin embargo, la pregunta sigue en el aire: ¿logrará Márquez sobreponerse a su peor momento político, o este será el principio del fin de su carrera en el poder?
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