El sector de los hidrocarburos en Colombia enfrenta un panorama desalentador tras la pérdida de 25.350 empleos directos e indirectos en 2024, según cifras de Campetrol.
Esta situación se atribuye a la reducción en el número de taladros activos y a la falta de confianza de los inversionistas, generada por las políticas del gobierno del presidente Gustavo Petro.
De acuerdo con el informe de Campetrol, el país pasó de tener 110 taladros en enero a solo 102 en diciembre, lo que marca una caída en la actividad de perforación y reacondicionamiento. Este indicador se encuentra en su punto más bajo desde noviembre de 2022, cuando había 155 taladros operativos.
«Solo la disminución de los taladros de perforación generó pérdidas de 7.155 empleos directos e indirectos en 2024», explicó Andrés Sánchez, director de estudios económicos de Campetrol.
La relación entre el número de taladros y el empleo es directa: menos taladros en funcionamiento significan menos trabajadores necesarios para la extracción de crudo, afectando así a miles de familias que dependen de esta industria.
Para los actores del sector, la incertidumbre sobre el futuro de la industria petrolera en Colombia ha desincentivado la inversión. Según Alejandro Ospina, presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Petrolera y Energética de Colombia, el discurso del presidente Petro ha generado un entorno poco favorable para el sector:
«La siembra de desconfianza del presidente ha hecho que las empresas no quieran invertir más allá de lo mínimo necesario, porque tienen incertidumbre sobre el futuro», señaló Ospina.
A esta problemática se suma la caída de la inversión extranjera directa en un 30 % entre septiembre de 2023 y septiembre de 2024, un fenómeno atribuido a la reforma tributaria, que incrementó los impuestos sobre la extracción de hidrocarburos.
Mientras Colombia impone más cargas fiscales a la industria petrolera, países como Argentina, Brasil y Guyana han adoptado políticas más atractivas para atraer capital extranjero. De hecho, el presidente de Brasil, Lula da Silva, ha incentivado tanto la energía renovable como el petróleo, aprovechando el contexto de altos precios internacionales del crudo.
A pesar de que el precio del barril de petróleo se mantiene en un nivel favorable, rondando los 74 dólares, la producción en Colombia ha caído un 3 % en el último trimestre de 2024 en comparación con el mismo periodo de 2023.
Desde el sindicato USO, su presidente, César Loza, advierte sobre los riesgos que enfrenta Ecopetrol si no se reactiva la exploración en todo el país:
«Es inocultable que el presidente ha mostrado su aversión hacia la industria petrolera, que en Colombia se maneja con los mejores estándares del mundo. Ya Ecopetrol ha reactivado campos en Huila y Putumayo, pero es necesario que la actividad vuelva a tomar el curso que se requiere a nivel nacional», afirmó Loza.
Uno de los proyectos clave para la recuperación del sector es Caño Sur Este, que podría aportar significativamente a la generación de nuevos empleos en el país.
El destino del empleo en el sector petrolero colombiano dependerá en gran medida de la evolución de los precios internacionales del crudo y de las decisiones del gobierno en materia de inversión y regulación. Expertos advierten que, si no se generan políticas más atractivas para el capital extranjero, la tendencia de pérdida de empleos y reducción de producción podría profundizarse en los próximos años.
El debate sobre el futuro de los hidrocarburos en Colombia sigue abierto, mientras miles de trabajadores enfrentan la incertidumbre de un mercado laboral en declive.
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