La posible importación de gas para abastecer a hogares, industrias y vehículos ha generado un enfrentamiento de versiones entre el Ministerio de Minas y Energía (MinMinas) y representantes de empresas comercializadoras.
La posible importación de gas para abastecer a hogares, industrias y vehículos ha generado un enfrentamiento de versiones entre el Ministerio de Minas y Energía (MinMinas) y representantes de empresas comercializadoras. Mientras el ministro Andrés Camacho insiste en que Colombia aún no consume gas importado en diciembre, el presidente de TPL Gas, Luis Fernández, asegura que desde el 29 de noviembre el país ya ha recibido cargamentos destinados al consumo doméstico y comercial.
El ministro Camacho ha destacado que la infraestructura para importar gas existe desde 2016, pero insiste en que su uso está reservado como respaldo para situaciones de alta demanda o reducción en la producción local. Según Camacho, el gas importado, almacenado en la planta regasificadora SPEC de Cartagena, aún no ha sido utilizado y no se prevén aumentos significativos en las tarifas para los usuarios finales.
“Hemos habilitado mecanismos para garantizar la cobertura con producción nacional. Las importaciones son solo un recurso estratégico en caso de emergencia”, aclaró el ministro, subrayando que 2023 ha sido un año de avances con 17 hallazgos de nuevos yacimientos de gas.
Luis Fernández, presidente de TPL Gas, contradijo las declaraciones del ministro al asegurar que el primer cargamento de gas para consumo no térmico ya se encuentra en distribución. Este lote, equivalente al 4% de la demanda nacional, provino de Trinidad y Tobago y se inyecta directamente al sistema interconectado, atendiendo hogares, industrias y vehículos.
“Si no se hubieran importado estos 40 millones de pies cúbicos, algunas regiones habrían enfrentado racionamiento”, argumentó Fernández, quien también aseguró que esta medida busca diversificar las fuentes de gas ante los proyectados déficits de 8% y 21% en 2025 y 2026, respectivamente.
Ambas partes coinciden en que el costo del gas importado no debería traducirse en aumentos significativos para los consumidores. Sin embargo, las declaraciones de Fernández generan inquietud sobre la dependencia futura de fuentes internacionales y el impacto que esto podría tener en la estabilidad de precios.
El ministro Camacho reiteró que el gobierno prioriza la producción local para garantizar la soberanía energética, mientras que Fernández señaló que, aunque los precios locales son más competitivos, las importaciones son inevitables en momentos críticos.
El contraste entre las versiones del gobierno y las empresas comercializadoras pone en el centro del debate la transparencia en la política energética del país. Por un lado, el gobierno promueve una narrativa de soberanía y transición energética, mientras que el sector privado sugiere que la dependencia del gas importado ya es un hecho.
El futuro del abastecimiento de gas en Colombia, especialmente para 2025 y 2026, dependerá de cómo se articulen estas perspectivas y de la gestión del balance entre importación, exploración y transición energética.
El debate continúa mientras los colombianos se preguntan: ¿el gas que llega a sus hogares es verdaderamente local, o ya dependemos de fuentes internacionales?
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