En lo que parece un nuevo capítulo de una historia que no acaba, el Gobierno de Colombia y Thomas Greg & Sons han decidido postergar hasta 2025 el litigio que enfrenta a ambas partes por una demanda de 117.000 millones de pesos. El conflicto, que comenzó en 2023 tras la cancelación de la licitación para la impresión de pasaportes, ha puesto de manifiesto la incapacidad del Estado para encontrar una solución que no lo ate a esta controvertida empresa.

¿Postergación o dilación?

El Tribunal Administrativo de Cundinamarca confirmó que, de mutuo acuerdo, tanto el Fondo Rotatorio del Ministerio de Relaciones Exteriores como Thomas Greg han pedido suspender el proceso judicial por 60 días hábiles, lo que de facto empuja el conflicto hasta enero de 2025. Sin embargo, la verdadera pregunta es: ¿por qué el gobierno parece temerle tanto a resolver este pleito? ¿Es esta suspensión una medida para ganar tiempo mientras ambos lados negocian en secreto o simplemente una estrategia para no encarar una licitación fallida que deja al país sin pasaportes?

Un contrato que no se suelta

Lo más curioso de este acuerdo es que la suspensión del litigio no afecta la continuidad en la impresión de pasaportes, lo que parece indicar que Thomas Greg & Sons sigue teniendo el sartén por el mango. En reuniones con la Procuraduría, se acordó que la empresa continúe produciendo pasaportes hasta septiembre de 2025, bajo el argumento de que no se puede permitir el colapso del servicio. ¿Cómo es posible que, tras haber declarado desierta una licitación, el Estado siga dependiendo de una empresa privada? ¿Qué tan malas fueron las alternativas que se presentaron?

¿Un memorando que salva la situación?

Por otro lado, el Gobierno ha firmado un memorando de entendimiento con Portugal para desarrollar un nuevo modelo de pasaporte que podría implementarse el próximo año. Pero, ¿es realmente la solución? Mientras tanto, la impresión sigue en manos de Thomas Greg & Sons. La duda es si este acuerdo con Portugal realmente tendrá un impacto o si solo es otra jugada para calmar las aguas sin que nada cambie realmente.

El eterno problema de las licitaciones en Colombia

Este caso refleja un patrón recurrente en el manejo de licitaciones públicas en Colombia: cuando las cosas salen mal, los mismos proveedores que eran motivo de quejas y demandas terminan siendo los que mantienen el servicio, gracias a contratos prorrogados y acuerdos de última hora. Todo esto mientras el país se pregunta: ¿qué pasará si este conflicto vuelve a estallar en 2025?

¿Cree que Colombia está condenada a seguir dependiendo de empresas como Thomas Greg & Sons?