Aunque el presidente Gustavo Petro ha negado tajantemente su interés en perpetuarse en el poder, esta iniciativa, que también permitiría la reelección de alcaldes y gobernadores, ha comenzado a cosechar apoyos entre los congresistas
La senadora Isabel Zuleta del Pacto Histórico tiene entre manos un proyecto que promete sacudir los cimientos de la política colombiana: revivir la reelección presidencial. Aunque el presidente Gustavo Petro ha negado tajantemente su interés en perpetuarse en el poder, esta iniciativa, que también permitiría la reelección de alcaldes y gobernadores, ha comenzado a cosechar apoyos entre los congresistas. ¿Coincidencia o estrategia calculada?
El borrador, que busca modificar el artículo 197 de la Constitución, permitiría a los presidentes ser elegidos hasta por dos periodos consecutivos y por un tercer mandato discontinuo. ¿Estamos volviendo a los días de Uribe y Santos, quienes ya aprovecharon la reelección para prolongar su tiempo en el poder? Las voces críticas no han tardado en señalar que detrás de este movimiento, aparentemente «desinteresado», podría haber un plan para abrir la puerta a una reelección de Petro.
La historia reciente de Colombia muestra que las reformas a la reelección no son simplemente cambios normativos; son jugadas políticas que han marcado el destino del país. Si la senadora Zuleta logra los ocho debates en el Congreso, el país volvería a una era de mandatarios aferrados al poder. Y aunque el Gobierno niegue que Petro esté interesado, ¿realmente se espera que un presidente decline una posibilidad que su propio partido impulsa?
Además, extender el derecho de reelección a alcaldes y gobernadores con el mismo modelo no es menos controvertido. En un país donde los caciques políticos controlan sus regiones por décadas, esta reforma podría consolidar pequeños feudos de poder, y garantizar que los mandatarios locales se mantengan en el control por generaciones. Los riesgos de corrupción y abuso de poder estarían al acecho.
La oposición ya ha levantado la voz, señalando que la Constitución establece que la reelección solo puede revivirse a través de un referendo o una Asamblea Constituyente. A pesar de las negativas oficiales del Gobierno, este proyecto huele a una estrategia encubierta para hacer lo impensable: asegurar que el presidente Petro, que en un principio prometió no reelegirse, termine ocupando la Casa de Nariño por más de lo pactado.
¿Estamos ante un genuino intento de modernizar la democracia colombiana, o ante una maniobra para perpetuar el poder? El tiempo lo dirá, pero las señales no son alentadoras.
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